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miércoles, 23 de noviembre de 2011

La radiología no deja ningún escondite para la esclerosis múltiple

Por medio de las imágenes y secuencias obtenidas a partir de la resonancia magnética, el neurorradiólogo puede hacer un diagnóstico de esclerosis múltiple sin esperar a que el paciente presente una segunda crisis, lo cual puede tardar años.
Imagen de Editor EA

La esclerosis múltiple (EM) se caracteriza por un daño autoinmune hacia la mielina, la capa que aísla los nervios y permite la transmisión de impulsos nerviosos al cerebro. El deterioro neurológico da origen a síntomas como debilidad muscular, déficit de coordinación motora y falta de equilibrio, sensaciones de entumecimiento, picazón o pinchazos, fatiga y problemas de memoria a corto plazo.
La enfermedad se manifiesta mediante brotes con periodos de duración mayores a 24 horas, con un período de recuperación que suele ser breve. En esta fase el paciente puede presentar episodios de rigidez muscular, deficiencias visuales, problemas de habla y de control urinario. Dichos síntomas responden al deterioro que se presenta en la conducción de las señales nerviosas.
La neuroradióloga española Cristina Auger, quien trabaja en el Hospital Universitario Vall d´Hebron, en Barcelona, comentó que la radiología, “siempre basada en el entorno clínico presentado por el neurólogo, permite diagnósticos tempranos y certeros mediante resonancia magnética”. Antiguamente era necesario esperar a que el paciente presentara un segundo brote clínico antes de diagnosticarlo, lo que podía tardar años.
La importancia del diagnóstico temprano radica en que se aminora el riesgo de daños graves irreversibles. Para lograr este objetivo, los radiólogos cuentan con equipos capaces de resolver escenarios imprecisos que retrasan el diagnóstico de la esclerosis múltiple, como el falso mito de que toda mancha blanca reflejada en neuroimágenes es signo de la enfermedad.
La especialista en neuroradiología aclaró que las manchas blancas que aparecen en las imágenes corresponden al aumento de agua tisular; una actividad evidenciada, no sólo en EM sino, en muchas otras enfermedades como tumores, enfermedades cerebrovasculares o infecciones, entre otras.
Otro de los factores que permiten detectar la enfermedad mediante neuroimágenes es la evaluación de la presencia de hierro en las lesiones, lo cual es común en casos de esclerosis múltiple, según lo explicó la neuroradióloga, quien basada en su experiencia agregó que: “si las imágenes cerebrales no aclaran el panorama, se puede hacer una resonancia magnética de la médula espinal, ya que el 70% de estos pacientes presentan lesiones medulares”.
A modo de conclusión, la galena comentó que los estudios neuroradiológicos también permiten un seguimiento eficaz del tratamiento que recibe el paciente. “Mediante resonancias magnéticas se detecta si existen nuevas lesiones, además de las anteriores que evidenciaron el diagnóstico, clara señal de que el neurólogo debe reajustar la terapia”, finalizó la doctora Auger. NP

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