De afuera hacia adentro: Colaboración internacional descubre que la esclerosis múltiple generalmente empieza en las capas externas del cerebro
La esclerosis múltiple (EM) podría avanzar desde las capas externas del cerebro hacia las partes más profundas y no siempre es un proceso “de adentro hacia afuera” como se pensaba anteriormente, informó un nuevo estudio cooperativo entre Mayo Clinic y Cleveland Clinic.
Habitualmente, se entiende que la enfermedad empieza en la sustancia blanca, que forma la mayor parte del interior del cerebro, y se extiende hasta involucrar a las capas superficiales del cerebro o corteza; pero los resultados del estudio sustentan lo opuesto, o sea un proceso de afuera hacia adentro: desde el espacio subaracnoideo lleno del líquido cefalorraquídeo que acolchona la parte externa del cerebro y corteza, hacia la sustancia blanca. Los nuevos descubrimientos servirán a los científicos de guía en la lucha por entender y tratar mejor la enfermedad. El estudio se publicó en la edición de diciembre del “New England Journal of Medicine”.
Los científicos no saben exactamente la causa de la EM, pero creen que es una enfermedad autoinmune en la cual el mismo sistema inmune ataca y destruye su propia mielina, sustancia grasa que rodea y protege a los axones (proyecciones celulares que transmiten información). Los daños sufridos por los axones hacen más lentos o bloquean los mensajes entre el cerebro y el cuerpo, lo que lleva a la aparición de síntomas de la EM como ceguera, entumecimiento, parálisis y problemas con el pensamiento y la memoria.
“Nuestro estudio revela que la corteza se involucra pronto en la EM y hasta podría ser el lugar de inicio de la enfermedad”, comenta la Dra. Claudia F. Lucchinetti, coautora principal del estudio y neuróloga de Mayo Clinic. “La inflamación cortical debe ser una de las consideraciones al investigar las causas del avance de la esclerosis múltiple”, añade.
Los autores del estudio dicen que las opciones terapéuticas actuales posiblemente ni siquiera se preocupan del problema vinculado a la corteza, aunque es fundamental entender esta participación de la corteza para crear nuevas terapias para la EM. “Las medición del daño cortical permitirá que los ensayos clínicos determinen mejor si los nuevos medicamentos tratan los cambios tisulares de la EM en todas las regiones cerebrales”, señala el otro coautor principal, Dr. Richard Ransohoff, neurólogo de Cleveland Clinic.
Estas medidas son importantes porque la enfermedad se acumula en la corteza con el transcurso del tiempo, y la inflamación de la corteza es una señal del avance de la afección.
Esta investigación fue distinta porque estudió los tejidos cerebrales de los pacientes con EM en las primeras etapas. “La singularidad de este estudio, y razón por la que la Sociedad Nacional de EM financió a este equipo internacional de científicos, es que ofrece una visión extraordinaria del inicio de la EM”, expresa el Dr. Timothy Coetzee, Funcionario Principal para Investigación de la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple. “Estudios cooperativos como este permiten entender más profundamente la secuencia de los eventos que dañan al sistema nervioso y deben ofrecer nuevas oportunidades para detener el avance de la EM y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen”.
Los resultados sustentan la idea de que la EM es fundamentalmente una enfermedad inflamatoria y no de neurodegeneración, según lo planteado por algunos estudios recientes. Los coautores principales, los doctores Lucchinetti y Ransohoff, concluyen que es “sumamente factible” que la EM básicamente sea una enfermedad inflamatoria y no una afección neurodegenerativa como la de enfermedad de Alzheimer.
La realización del estudio
Inicialmente, la investigación no se enfocó sobre el punto “de afuera hacia adentro”, explica la Dra. Lucchinetti, sino que el equipo primero quiso saber cuáles eran los cambios tisulares en la corteza de los pacientes con EM que hacían surgir a los indicadores del daño cortical. En los últimos años y gracias a los estudios por IRM, los científicos sabían que poco después de la aparición de la EM, la corteza sufría daños y también sabían en base a los estudios realizados en las autopsias que la corteza estaba desmielinizada, igual que la sustancia blanca. Lo que los científicos no podían determinar, sino hasta la culminación del presente estudio, era si los hallazgos de la autopsia (normalmente realizada después de 30 a 50 años de enfermedad) reflejaban de manera precisa los indicadores del daño cortical vistos en las imágenes por IRM obtenidas sólo meses después de la aparición de la enfermedad. En los tejidos de EM de las autopsias, las lesiones corticales mostraban desmielinización sin inflamación, levantando la posibilidad de que la corteza se degenera en la EM debido a defectos intrínsicos del tejido. Dicho proceso no sería tratable con las terapias actuales para la EM, ni se podría explicar mediante los conceptos existentes sobre las causas de la EM.
Los doctores Lucchinetti y Ransohoff quisieron ver si las lesiones corticales de la EM inicial eran o no inflamatorias. A fin de lograrlo, estudiaron el recurso disponible de Mayo de biopsias de sustancia blanca obtenidas principalmente de pacientes en quienes se sospechaba un tumor, pero que terminó comprobándose que era EM. Aproximadamente el 25 por ciento de las biopsias también incluyó fragmentos diminutos de la corteza, y ese fue el centro del estudio. Pronto se obtuvo respuesta a la pregunta principal: las lesiones desmielinizantes de la corteza en pacientes con EM inicial se parecían a las encontradas en la autopsia en prácticamente todo, menos en que las lesiones iniciales mostraban mucha inflamación. Estos resultados fueron alentadores porque indicaron que los tratamientos dirigidos hacia la inflamación de la enfermedad podrían aliviar los efectos de la EM en la corteza y en la sustancia blanca.
Mientras los científicos investigaban los daños corticales en las biopsias, les impresionó cuán alta era la frecuencia de las lesiones desmielinizantes en la corteza. Más aún, alrededor de 20 por ciento de las biopsias de la sustancia blanca que contenían fragmentos corticales minúsculos mostraban desmielinización inflamatoria solamente en la corteza.
Los científicos también observaron la presencia de inflamación en las meninges, que son las membranas protectoras que recubren la superficie del cerebro y demarcan el espacio subaracnoideo. Se estableció una fuerte vinculación entre la inflamación de las meninges y la desmielinización cortical. Al observar el significado de esta información, junto con los datos experimentales conocidos sobre modelos animales con EM, los doctores Lucchinetti y Ransohoff pudieron construir la supuesta vía por la cual empiezan las lesiones, bautizándola como la teoría “de afuera hacia adentro”. Los resultados de la investigación también plantean la urgencia de esforzarse por utilizar la IRM para “ver” más profundamente dentro de las lesiones corticales de la EM, especialmente debido a que el daño cortical se correlaciona de forma importante con la discapacidad progresiva y la disfunción cognitiva de la EM.
El estudio fue financiado por el Proyecto para lesiones de la EM de la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple, bajo la dirección de la Dra. Lucchinetti, y por los Institutos Nacionales de Salud.
Otros autores del estudio de Mayo Clinic fueron: el Dr. Bogdan Popescu, la Dra. Reem Bunyan, el Dr. Shanu Roemer, el Dr. Joseph Parisi, el Dr. Bernd Scheithauer, la Dra. Caterina Giannini, el Dr. Stephen Weigand y el Dr. Jay Mandrekar.
Entre otros autores están el Dr. Hans Lassmann del Centro para Investigación Cerebral de la Universidad Médica de Viena en Austria, el Dr. Wolfgang Bruck del Departamento de Neuropatología del Centro Médico Universitario para Investigación sobre la EM en Gottingen, Alemania, y la Dra. Natalia Moll del Centro para Investigación Neuroinflamatoria y del Departamento de Neurociencias del Instituto de Investigación Lerner de Cleveland Clinic.
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Imágen © iStockphoto.com / Dean Hoch
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